La crisis hídrica en el Estado de México se agudiza debido al cambio climático, la sobreexplotación de recursos y el crecimiento poblacional. En respuesta, el Grupo Parlamentario del Partido Verde Ecologista de México (GP PVEM) en la LXII Legislatura impulsa una iniciativa para financiar la instalación de 2,500 captadores de agua de lluvia en escuelas públicas. Este proyecto busca mitigar los efectos de las sequías y fomentar la sostenibilidad hídrica en comunidades con mayor rezago social.
La sequía en el Estado de México: un panorama crítico
El 2024 ha sido un año alarmante en términos hídricos para la entidad. Según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), 114 de los 125 municipios del Estado de México, más del 90%, enfrentaron algún nivel de sequía, desde moderada hasta extrema. Este escenario pone en riesgo el acceso al agua para uso doméstico, agrícola e industrial.
Factores como la deforestación y el aumento demográfico agravan esta problemática, al tiempo que los recursos actuales destinados a combatirla, como el suministro por pipas, resultan insuficientes y costosos.
El proyecto de captación de agua: una solución sostenible
La propuesta del GP PVEM consiste en instalar sistemas de captación de agua de lluvia en escuelas públicas. Estas instalaciones tienen múltiples beneficios:
- Usos domésticos y agrícolas: Los captadores permiten a las comunidades cercanas utilizar agua para labores cotidianas y agrícolas.
- Recarga de acuíferos: El agua captada contribuye a la sostenibilidad de fuentes subterráneas.
- Filtración y tratamiento: Con procesos adecuados, el agua puede convertirse en potable, reduciendo la dependencia de fuentes externas.
El éxito del proyecto ya se ha probado en la Ciudad de México y en municipios gobernados por el PVEM en el estado, lo que valida su viabilidad y potencial impacto positivo.
Beneficios ecológicos y económicos
Además de responder a la crisis hídrica, los captadores fomentan prácticas sostenibles que:
- Conservan recursos hídricos: Aprovechan el agua de lluvia, reduciendo el uso de fuentes tradicionales.
- Disminuyen costos: Representan una alternativa más económica frente al gasto en pipas.
- Promueven la resiliencia climática: Ayudan a las comunidades a adaptarse a los efectos del cambio climático.
Según la bancada del PVEM, “lo que hoy se invierte en pipas podría destinarse a soluciones duraderas y sostenibles”.